La importancia de los sistemas operativos de código libre
Net Market Share anunció, que finalmente Linux, en el desktop, superó la barrera del 2%, concretamente evalúa que el porcentaje de Linux es del 2.02% [1]. Esta noticia, muy buena para algunos miembros de la comunidad e intrascendente para otros, merece un análisis más en profundidad. Primero vamos a realizar dos preguntas: ¿es real el porcentaje que nos brinda Net Market Share?, y a continuación, ¿esta cifra mide realmente la importancia y trascendencia de los sistemas operativos de código abierto?
Vamos por partes, si tomamos exclusivamente el kernel Linux como base de medición del porcentaje, deberíamos agregar sin lugar a dudas, el porcentaje de la Chromebook y Chromebox, las cuales también utilizan el kernel Linux. Considerando que en USA los Chromebooks superaron en ventas a las promocionadas Mac Air, es indudable que ese porcentaje del 2% comienza a no ser tan exacto. Pero también, me parece absurdo que diferenciemos al mundo BSD del mundo Linux, ya que ambos comparten el Universo del software de código libre, aunque las características particulares de sus tipos de licencia establezcan un matiz diferenciador. Vale decir, si consideramos el porcentaje de mercado de los ordenadores de escritorio correspondientes a los sistemas operativos de código libre, el porcentaje supera holgadamente el 10% (me refiero a Linux, BSD y MacOS). Obviamente, no es lo mismo el 2% que el 10%. Pero hilando más fino aún, la separación entre el mundo llamado móvil (tabletas y teléfonos) y el desktop es bastante inconsistente, el uso de ambos está muy unido en el día a día de cualquier usuario y sin lugar a dudas el móvil se lleva los palmares en “horas de uso” por cada usuario. O sea, si consideramos los dispositivos que utiliza diariamente cada usuario, el porcentaje de los sistemas operativos libres debería llegar al 60% (en el mercado móvil Android tiene el 80% y IOs el 15%).
Ahora en este ejercicio de números y porcentajes vamos a incluir los valores en el mercado de servidores: el 79% de los servidores web de Internet utilizan Apache, la mayoría bajo Linux. Mientras que el porcentaje de los sistemas operativos de código libre en los supercomputadores, adquiere una dimensión obscena: 80% corriendo bajo una distribución Linux, 19% en alguna versión Unix (software privativo) y 1% Mac OS.
Analizando, como debe ser, los anteriores porcentajes en su conjunto y entendiendo que la experiencia en el uso de las computadoras no permite separarlas, ya que son simplemente parte de una totalidad, arribamos a una conclusión: la importancia de los SO basados en un kernel de código libre, si queremos representarlos en porcentajes considerando la suma ponderada de los mismos por cada mercado en particular, está en el orden del 65%. Otra realidad, la cual es innegable, nos marca que las grandes corporaciones y organizaciones científicas utilizan código libre para el desarrollo de sus aplicaciones, aunque difieran en sus modelos de negocio. Google, Apple, Facebook, Tesla, Oracle, Rackspace, Nasa, Cern y un larguísimo etcétera, utilizan software de código libre en sus productos y servicios, esto significa, dicho de forma simple: AQUÍ HAY ALGO MUY IMPORTANTE. Cómo será de arrolladora esta “ola” que Microsoft, una férrea y antigua detractora del software libre, se rinde ante sus “encantos” y puja por ser miembro activo de esta comunidad.
Abordemos la segunda cuestión planteada, más allá del 65% del mercado global corriendo sobre SO libres y una tendencia futura a su favor, la importancia del código libre no está en esta representación numérica. Su relevancia tiene aristas, técnicas, filosóficas y sociales, y es imposible medir su éxito obviando alguna de ellas. Entre sus logros está, haber rescatado un viejo concepto surgido del mundo académico: compartir los resultados de una investigación y lograr que muchas personas puedan trabajar mancomunadamente en el mismo sentido. Algo muy contrario al “secretismo”, que plagado de patentes y derechos de autor, propone el software privativo, convirtiéndose de hecho en un freno a la investigación y el desarrollo. Comunidades como Debian, el kernel Linux y FreeBSD, por solo nombrar algunas de ellas, han demostrado su efectividad y pujanza en construir herramientas estratégicas, sin considerar aspectos de rentabilidad o marketing, basadas la mayoría de las veces, en el aporte desinteresado de miles colaboradores.
Aquí es donde me interesa resaltar una característica esencial en el universo del software libre, su gran capacidad de innovar e investigar caminos nuevos y desconocidos. Esta genial característica ha permitido marcar tendencias en el desarrollo futuro del software. Conceptos como “rolling release” y “rollback” nacieron en su seno e indudablemente han marcado el camino por donde tarde o temprano transiten todos los SO, por lo tanto es necesario otorgar el crédito a distribuciones pioneras como Gentoo, Arch y NixOS, que exploraron esa vías de desarrollo. El sistema de ficheros ZFS, desarrollado por Sun Microsystem, permitió realizar una serie de tareas muy importantes en los SO (actualizaciones en caliente) y dio nacimiento al proyecto BtrFS de Linux, que apunta en el mismo sentido pero con algunos agregados interesantes. Como si no fuera suficiente, Matthew Dillon líder de DragonFly nos sorprende con el sistema de archivos “Hammer” [2], el cual añade muchas más herramientas a los anteriormente mencionados sistemas de archivos.
El mundo de los sistemas operativos libres es rico y diverso. Donde lamentablemente muchos observan fragmentación, otros apreciamos la riqueza de una gran diversidad nacida de la libertad de poder copiar, modificar y distribuir código libre, estas tres cuestiones garantizan la experimentación de nuevos caminos y la innovación de los ya construidos. La maravillosa “fauna” de diferentes distribuciones, todas con distinta orientación y objetivos, permite enriquecer este grandioso ecosistema, muy alejado por cierto, del criterio de “algo único y para todo”.
La importancia de los sistemas operativos libres radica en su método eficaz para innovar y experimentar, una organización cooperativa y de colaboración, la cual se refleja en una masiva presencia en todas las etapas del proceso que crean los cómputos y la transferencia de datos. Por último, sus porcentajes de participación no tienen más importancia que ser simplemente una expresión numérica de lo mencionado anteriormente.
Excelente articulo.
Muy buen pensamiento…