patentes
23
Abr

La filosofía del software libre: ¿Cómo te afectan las patentes?

Al hablar de copyright, normalmente nos quedamos en la superficie, lo relacionamos exclusivamente al mundo de la música, el cine y el software y a la mal llamada piratería, pero en la realidad el copyright (y las patentes) nos afectan mucho más de lo que imaginamos.

Para concienciar al lector, empezaré comentando algo que ha afectado a muchos españoles en estos meses. El Sovaldi es un medicamento contra la Hepatitis C, con un coste de producción de unos 136 dólares por el tratamiento de 12 semanas [1], y un precio de venta en España de unos 20.000 euros (tras amplias negociaciones, ya que el precio original rondaba los 60.000 [2]).

Muchos de los afectados se preguntan cómo es esto posible, y la respuesta es, simplemente, que las leyes del copyright lo permiten. Recordemos que no estamos hablando de ahorrar unos euros en ir al cine, sino de un tratamiento necesario sin el cual muchas personas perdieron la vida durante las negociaciones, y aun hoy muchas de ellas siguen sin tener acceso a él.

Lo mismo se puede aplicar a otro gran número de patentes farmacéuticas o incluso de alimentos. Está el caso de Monsanto, conocido por sus patentes sobre alimentos transgénicos con las cuales han conseguido prácticamente monopolizar (junto a DuPont, Syngenta y Dow AgroSciences) el mercado del maíz y la soja en Estados Unidos [3], o que incluso han conseguido la patente del brócoli en Europa [4].

En este punto de la conversación es cuando los defensores del copyright esgrimen sus argumentos:

«Las patentes generan riqueza» – Este argumento es engañoso. Las patentes generan riqueza a las compañías que las sostienen a costa de empobrecer a los países y a sus ciudadanos, ahogan a otras empresas que intentan competir y, finalmente, desembocan en un monopolio que les permite forzar precios de mercado a su medida. La aportación que podrían realizar estas empresas a las arcas del estado ni se acerca al coste social que causan.

«Vale, pero si yo he hecho todo el trabajo, ¿Por qué voy a permitir que otros se aprovechen de él?» – Dejando de lado que se trate de un argumento egoísta (todos tenemos derecho a ser un poco egoístas y mirar por nuestros intereses), también hay muchos motivos por los cuales compartir es positivo, y aquí es donde entra la filosofía del software libre.

Al permitir que otras personas usen libremente tus patentes, éstas crearán servicios de valor añadido, mejorarán el proceso productivo y la funcionalidad de la misma, y al ser libre podrás aprovechar estas mejoras para tu propio beneficio. Además no hay que olvidar que al ser el creador original del producto, lo más probable es que tanto clientes finales como empresas que utilicen tu trabajo acudan a ti en busca de soporte, consultoría y distribución, y estos mismos harán referencia a tu trabajo haciendo que más clientes se interesen por él.

Pero también está el valor social que aportas al permitir un desarrollo más ágil y rápido, y la interoperatibilidad entre distintas tecnologías.

Pongo un ejemplo: El mercado de los coches eléctricos estaba estancado y fue solo a raíz de la liberación de gran parte de las patentes de Tesla Motors que este mercado comenzó a expandirse. Gracias a esto hoy tenemos coches eléctricos más eficientes, nuevas tecnologías alrededor de la eficiencia energética, nuevas empresas que crean puestos de trabajo y, por supuesto, Tesla Motors también ha incrementado de manera sustancial su cotización en el mercado.

La moraleja de este artículo es, usar licencias abiertas para tu trabajo no solo mejora el modelo social, sino que también beneficia en gran medida tu competitividad y permite expandir tu empresa en un modelo mucho más sostenible. ¿No sería bonito un mundo sin patentes donde todos pudiésemos aprovechar y aprender del trabajo de todos?

*Artículo redactado por: Sergio González, CEO de ASYD Solutions S.L.