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28
Dic

Lo que es importante, de lo que no se habla y lo que deberíamos saber…

En la últimas semanas la mágica palabra llamada blockchain, con sus múltiples disfraces, Bitcoin, Ether, Litecoin y otros, se ha vuelto noticia de grandes titulares. Pero, a veces cometemos el error de ver la “hoja” y perdernos el “árbol” o también por observar exclusivamente el “árbol” no nos enteramos del “bosque” al que pertenece. El blockchain es una tecnología nueva, como hecho concreto data desde el 2009, aunque sus orígenes se remontan unas decadas atrás. Por lo tanto, está todo por experimentar, mejorar, crear e implementar, no obstante, todas las personas ya “intuimos” su efecto disruptor y transformador. La pregunta es como logramos entender lo esencial y fundamental de esta tecnología sin confundirnos con todo el “ruido” que generan los “expertos de última hora”, los comentarios interesados y los “ilusionistas” que venden fortunas rápidas y sin riesgo. Como frente a cualquier cuestión compleja la idea es tomar por los caminos simples y sencillos, a ver….

La primera característica esencial del blockchain consiste en ser una tecnología Open Source, lo cual significa que el código fuente es abierto, todas las personas podemos acceder al mismo, modificar y bifurcar si lo entendemos necesario. En pocas palabras no hay secretos que esconder ni “cajas negras” que no entendemos y si acaso lo intentamos, podemos ser objeto de una demanda. La segunda gran característica consiste en ser una gran base de datos distribuida (una red de nodos conectados “punto a punto” sin un servidor central), o sea, nadie es el dueño de los datos, nadie reglamenta quién y cómo acceder a esa gran base de datos, nos pertenece a todos los miembros de la red, por fin algo es nuestro. La tercera característica consiste en su carácter anónimo y la seguridad resultante del proceso  de encriptación, mediante funciones “hash”, lo cual confiere inviolabilidad -no falsificación- a cualquier dato que represente un valor. Su cuarta característica es que cualquier transacción de datos necesita de un “consenso” provisto por todos los “mineros” de la red, y para ser minero no se necesita otra condición que el equipamiento necesario (básicamente una computadora), nadie decide quién puede o no participar de este club de mineros. Su quinta característica es que todas las transacciones registradas en este gran base de datos necesita estar respaldada por un “trabajo real”: resolver un problema matemático para poder “publicar” un bloque de transacciones, por lo cual el minero que lo realiza recibe una recompensa. Blockchain y Open Source se basan en el ejercicio pleno de la libertad, lo cual las constituye en eficientes maquinarias con capacidad de mejoramiento y adaptación.

Realmente el blockchain no es solamente una cripto-moneda y tampoco especulación financiera, al fin y al cabo, su verdadero valor consiste en que cada diez minutos se genera un bloque, por lo cual el “minero” que lo realiza, al resolver el problema matemático, recibe una recompensa de aproximadamente 12 bitcoins. Lo mismo sucede, por ejemplo, para el petróleo, cuyo valor consiste en el costo de extracción -ubicado entre 10 y 15 U$D-, luego que el “matrix” mágico y especulativo lo ubique en 30, 50, 80 o 150 U$D, es harina de otro costal. Resumiendo el valor de una cripto moneda está basado en la energía que se consume para resolver un problema matemático, que permite crecer a la gran base de datos distribuida.

El blockchain de Ethereum, que es una verdadera máquina Turing Completa, o sea una computadora gigantesca, permite “programar”, establecer y ejecutar “contratos inteligentes”. Ethereum mantiene presente todas las características de la blockchain de Bitcoin -mencionadas más arriba- y da un paso al frente, permite la posibilidad de crear contratos inteligentes, o sea basados en la ejecución de un algoritmo y no en la fiabilidad de terceros. Contratos que no pueden alterarse ni falsificarse, un mundo inmutable.

Ethereum está construyendo la gran revolución llamada WEB 3 y Bitcoin ha sentado las bases de una moneda Universal, que no es “gestionada” por ninguna, empresa, banco o gobierno, cuyas reglas del juego son claras, en cuanto a tope de emisión -sólo habrá 21 millones de bitcoins-.

De este modo, las nuevas tecnologías nos permitirán pasar de un mundo basado en la confianza  en personas e instituciones -confianza permanentemente deshonrada- a depositarla en los algoritmos, que en su esencia son un lenguaje matemático.

A partir de estos simples conceptos, es posible imaginarse el carácter profundo de los cambios que estamos experimentando y los que nos aguardan a la “vuelta de la esquina”.

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