Quo Vadis Canonical
Los últimos cambios realizados en Canonical [1], expresamente anunciados por Mark Shuttleworth, generaron una gran cantidad de opiniones y especulaciones, muchas de ellas con sesgo “fatalista” y “tremendista”. Por lo tanto, es necesario intentar una reflexión equilibrada y madura.
El abandono del desarrollo de Unity8, UbuntuPhone, Mir, convergencia y el retorno al escritorio Gnome para muchos linuxeros implicó una derrota para la visión que sostenía Canonical desde años atrás, para otros fue el final para un “fracaso anunciado”, obviamente con el periódico del Lunes, los resultados del Domingo son siempre muy fáciles de predecir. Otros miembros de la comunidad, se alegraron del supuesto fracaso.
¿Pero qué sucedió realmente y qué consecuencias fatales tienen esas decisiones tomadas por la gente de Canonical?
Un primer análisis permite concluir que Canonical, como cualquier corporación decidió reorientar sus objetivos, en función de ocupar espacios de mayor rentabilidad. Es lógico que estas cosas sucedan, todas las grandes corporaciones permanentemente realizan estas acciones, no veo razón por lo cual a Canonical le esté prohibido. Realmente, Canonical no es la primera empresa del mundo linux que “fracasa” en el intento de conquistar el “mundo del escritorio”, anteriormente Red Hat, Suse, Mandrake y Progeny pasaron por esa situación y debieron redefinir sus objetivos. Nada grave sucedió, nacieron Fedora, OpenSuse, OpenMandriva y la experiencia de las antiguas distros continuo. Este caso no será distinto, Ubuntu continuará oficialmente con Gnome, pero disponiendo una gran variedad de escritorios diferentes, incluido una versión comunitaria del “maltratado” Unity 7.
El abandono del móvil y los sueños de la convergencia, hay que verlos como otra rectificación más. Particularmente en en el mundo móvil la lista de “fracasos” es muy larga, Microsoft & Windows Phone, Nokia & Meego, Blackberry & SO, Mozilla & Firefox OS, Hewlett Packard con slate y otros tantos intentos fallidos de menor renombre. Canonical intentó “abrirse” camino en un difícil mercado ampliamente dominado por Android y IO en menor medida. Solamente comprobó, lo que los otros habían experimentado, no es suficiente desarrollar un SO móvil que haga lo mismo que hacen los anteriormente mencionados, es necesario algo muy disruptivo. Ciertamente, quién está resolviendo la famosa “convergencia” es Google, con ecosistema compuesto por Chrome-Gmail-Tools. No importa que sistema operativo o dispositivo utilicemos, sobre cualquiera de ellos, siempre “correrá” bien su ecosistema.
Debemos sacar buenas enseñanzas de estos acontecimientos. La primera de ellas es que Canonical al redefinir sus objetivos no significa el “fin del mundo”, son solamente reorientaciones “normales”. La comunidad de Ubuntu seguirá su camino de desarrollo y sus usuarios podrán seguir utilizándolo desde diversos escritorios disponibles. En segundo término, es hora de entender que las diferencias entre una comunidad y una corporación -aunque esta última se base en tecnologías libres- no son triviales. Las comunidades llegan, avanzan y experimentan en campos donde las corporaciones normalmente “fracasan” por las restricciones originadas en su propio “ADN”: ganancias y retornos. Entonces, “a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios”. Finalmente, nada estan grave como parece, quizá Unity 8 en manos de la comunidad pueda escalar las alturas que no fue posible de la mano de Canonical.