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26
Abr

El Peer to Peer y su mala fama

Cría fama y échate a dormir, este refrán tan castizo podría ser aplicado sin problemas sobre la tecnología Peer to Peer, convertido por los lobbies de la industria audiovisual en el malote de la clase desde su creación. Cómo todos los avances técnicos el P2P no es bueno ni malo, tan sólo es una tecnología en su momento disruptiva que pisó en su momento una serie de callos a grandes empresas del mundo occidental con intereses importantes en la fabricación de discos y de DVDs. Como estamos en 2022 me voy a permitir hacer un par de pequeños spoilers, sigue existiendo la música comercial y siguen rodándose series y películas a diario.

Una red peer-to-peer, es decir, una red de pares. Es una red entre diferentes dispositivos en la que todos sus miembros funcionan como iguales sin la presencia de clientes ni de servidores fijos, cada uno de ellos es un nodo que actúa simultáneamente como cliente y servidor, de esta manera pueden intercambiar información de manera más rápida sin sufrir cuellos de botella. Habitualmente funcionan como una capa sobre Internet, aunque sería posible hacerlo sin esta red.

Computadora Portátil Red Redes - Imagen gratis en Pixabay

Para poder considerar una red P2P como tal tiene que cumplir las siguientes características:

  • Escalabilidad: Cuantos más nodos mejor funciona
  • Robustez: Al no depender de un sistema central para que la red caiga deben caer todos los nodos
  • Descentralización: No hay un nodo con funciones especiales, aunque esta característica no suele ser respetada por muchas redes.
  • Distribución de costes: Los procesos, ancho de banda y almacenamiento se distribuyen entre los miembros de la red.
  • Anonimato: Para que un dispositivo sea un nodo de esta red no debe ser necesario ningún tipo de validación previa.
  • Seguridad: Uso de cifrados para evitar filtraciones de datos no deseadas.

En mayo de 1999 Shawn Fanning lanzó Napster, un programa de intercambio de ficheros MP3 que se extendió como la espuma por todo Internet ya que permitió intercambiar ficheros de audio entre usuarios a velocidades que no se habían visto nunca, tened en cuenta que en España en aquellos tiempos la inmensa mayoría de los usuarios utilizábamos un modem telefónico a partir de las seis de la tarde. El protocolo en aquel momento tenía bastantes agujeros de seguridad, por ejemplo, te dejaba espiar la IP de las personas que se conectaban, seguía siendo un sistema centralizado a través del propio Napster, etc. Causó tal impacto que tras una serie de varapalos judiciales y una campaña de acoso y derribo por parte de los medios de comunicación tradicionales de todo el mundo fue cerrado, muerto y clausurado… para volver a reaparecer en decenas de proyectos que fueron puliendo todas sus imperfecciones compitiendo de ellos.

Gracias a esta explosión la tecnología se refinó dando lugar a decenas de aplicaciones prácticas que poco o nada tienen que ver con los derechos de autor. Por ejemplo, la plataforma Skype se hizo competitiva en su día gracias al uso de la tecnología P2P, de hecho, a nivel de voz IP y de videoconferencia es muy habitual el uso de estas tecnologías. El sector de los videojuegos es un voraz consumidor de ancho de banda, de hecho, hay lanzamientos de títulos que llegan a dañar la calidad de Internet a nivel mundial cuando son lanzados, por eso es muy habitual que se distribuyan utilizando como base un pequeño descargable para dejarle todo el trabajo duro de los ficheros más pesados a la tecnología P2P.  A nivel de contenidos multimedia empresas como Spotify o Netflix han llegado a realizar pruebas con este tipo de tecnología, al final han optado por CDNs tradicionales para distribuir su contenido, pero no sería de extrañar que en algún momento pudiesen volver a invertir en la idea.

Cómo podéis ver el niño malo no la clase no era tan malo, tan solo un incomprendido al que le echaron mala fama. El apocalipsis no ha llegado, ni llegará con ninguna nueva tecnología disruptiva, la vida cambia, ya no hay aguadores ni chicas del cable, mejor sumarse a los cambios que gastar tanta energía en retrasarlos.