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14
May

Las realidades detrás de la migración a cloud

Durante los últimos diez o quince años, la nube ha sido una de las prioridades para los equipos técnicos y de negocio. Cualquier duda inicial respecto a su seguridad, agilidad, fiabilidad o rendimiento se ha ido desvaneciendo con el tiempo. Tanto por la propia madurez del modelo como la propia experiencia adquirida por las empresas en sus progresivas migraciones de las plataformas a cloud. Inicialmente con aplicaciones y sistemas sencillos, como servicios web o repositorios internos, para más tarde llevar a la nube aplicativos de negocio de una mayor complejidad técnica y criticidad para el negocio, como SAP.

A medida que se ha avanzado en este camino, los responsables técnicos de las empresas cada vez son más conscientes de que no todos los modelos de nube son iguales. Especialmente si como nube nos ceñimos exclusivamente al concepto de la nube pública, que no siempre refleja correctamente la realidad de las plataformas IT que tenemos detrás del negocio en aspectos como costes, cumplimiento normativo y legal, soberanía del dato, etc.

Ante esta realidad, está surgiendo una nueva generación de soluciones de nube pública como la propuesta por Arsys, un proveedor pionero en cloud en España, que concede el control total de la infraestructura técnica a las empresas y facilita el cumplimiento normativo, a la vez que simplifica las operaciones técnicas e integra, en un mismo panel, soluciones como servicio de Infraestructura (servidores, almacenamiento…) y Plataforma (Kubernetes, Big data…)

En paralelo, también despuntan los enfoques multicloud híbrido, donde conviven las nubes de distintos proveedores y la infraestructura on premise para tener una solución de nube más personalizada y adaptada al más específico requerimiento técnico y de negocio. De lo que no cabe duda, es de que la gestión de la infraestructura pasa por la nube.

Independientemente del modelo de nube que elijamos, hay que entender que la migración a la nube no trata simplemente de trasladar los recursos existentes a un entorno cloud; hay que planificar de manera estratégica y considerar los diferentes escenarios y opciones disponibles para cada carga de trabajo. En general, encontraremos cuatro escenarios a la hora de plantearnos una de migración a la nube de nuestros recursos IT:

  • Lift and shift. Consiste, simplemente, en trasladar las cargas de trabajo a la nube. Suele ser la opción más rápida, pero no siempre es la más eficiente a medio plazo si hablamos de costes.
  • Refactorizar. Típicamente es recodificar la aplicación existente para adaptarla mejor a la nube, por ejemplo, incluyendo servicios PaaS como Bases de Datos como Servicio (DBaaS). Pero también podemos tener que optar por esta recodificación debido a cambios de arquitectura de la aplicación o por consolidaciones de recursos sobredimensionados.
  • Reconstruir. En algunos casos, simplemente sale más rentable o es necesario volver a desarrollar la aplicación de cero.
  • Reemplazar. Y finalmente, también habrá situaciones donde ciertas aplicaciones no se pueden migrar a la nube por su propia obsolescencia (aunque se sigan usando) o porque ya existen mejores alternativas nativas de la nube, como por ejemplo los paquetes de ofimática en modo SaaS.
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Como en el mundo tecnológico no existen las balas de plata, lo más habitual es que las empresas distribuyan la totalidad de sus cargas de trabajo a partes iguales en cada uno de estos cuatro escenarios de migración a la nube.

Y una vez hayamos acometido nuestro paso a cloud, se materializan todas las ventajas del modelo nube. Por un lado, aquellas que ya conocemos y nos prometía el modelo as a service desde sus orígenes, como las técnicas (elasticidad, agilidad y productividad) y económicas (el pago por uso, su impacto en balances y la rapidez en los procesos de adquisición). Por otro, y todavía más importante: el poder democratizador que el cloud ejerce sobre la innovación, al facilitar la adopción de tendencias como la Inteligencia Artificial, y su capacidad de acelerador de los procesos internos para acomodarse a la siempre impredecible demanda de la manera más eficiente.