El paso del Rubicón
Fue allá por el año 49 A.C., cuando Julio César, tomó una de sus decisiones más difíciles, cruzar el río Rubicón, frontera natural entre la Galia e Italia. De esta forma, comenzó una cruenta guerra por conseguir el poder por la fuerza (y quizá por la razón).
Y la decisión la tomó una noche, después de una suculenta cena, y después también de haber dado el visto bueno a la construcción de una escuela de gladiadores en Ravena.
Aprovechando la noche, y muy cerca del amanecer, se reunió con sus cohortes para cruzar el río. César era consciente de lo que suponía atravesar el Rubicón al frente de sus tropas: una declaración de guerra.
Y fue en esa ocasión, cuando pronunció una de sus frases más famosas para la historia: la suerte está echada (alea jacta est). Y esto supuso, de facto, el inicio de una guerra civil. El 11 de enero del año 49 A.C, Julio César invadió Italia. Pompeyo, César en Roma, y el propio Senado romano, se dieron cuenta de la imposibilidad de enfrentarse a Julio César, y Pompeyo, se vio obligado a retirarse a Grecia y Oriente.
No pocas son las similitudes con lo que está pasando actualmente. En España, se ha hablado abiertamente de “guerra contra el coronavirus” y todos los mecanismos del Estado se han puesto en funcionamiento, con mayor o menor éxito, para librar “esta batalla”, cruzando su propio Rubicón.
¿Pero qué están haciendo las empresas para «cruzar el Rubicón»?
Pues “la batalla” parece muy desigual. En esta ocasión, no son los ejércitos de Julio César, sino enemigos más difíciles aun de vencer: caída de ventas, pérdida de clientes, necesidades acuciantes de liquidez, falta de visión y estrategia de futuro, incapacidad de aportar nuevas iniciativas sólidas para atravesar un tiempo muy duro como la única opción de supervivencia…
Es evidente que hace falta mucho más que suerte para que la cosas vuelvan a ser como fueron, hace apenas unos cinco meses. En tan poco tiempo, han saltado por los aires negocios bien consolidados, centenarios algunos, estrategias, ventas, empleos, ilusiones…
Pero no podemos dar la lucha por pérdida. Al igual que hizo Julio César tomando una decisión arriesgada, sólo en tiempos difíciles, nos toca tomar decisiones difíciles. Y sólo las organizaciones que las tomen, apoyadas en una nueva visión y reinvención de los modelos de negocio, serán las que, después de atravesar su propio Rubicón, vean los resultados del esfuerzo y de las nuevas estrategias tomadas.
Y no están solas estas organizaciones… Apoyadas por una metodología ágil e inteligente, y por una reinvención e involución en las formas de trabajar y gestionar el tiempo, los recursos y el negocio crítico, deben de apoyarse en la Tecnología, como fuente de inspiración, ayuda y dirección.
Y en el capítulo más importante, el humano, se necesitarán perfiles profesionales más potentes, mejor preparados, más involucrados en situaciones difíciles y sobre todo más innovadores, que propongan nuevas ideas, soluciones y enfoques.
Debemos, sí o sí, pasar nuestro propio Rubicón
No existe ningún modelo de negocio o sector, que no deba de realizar este giro hacia un nuevo modelo de empresa. En este sentido, las competencias digitales y tecnológicas, serán las encargadas de dividir a las empresas y organizaciones, en dos grupos muy diferentes: las empresas que no tomen el camino a la innovación y a la reinvención, no sobrevivirán, aun habiéndolo sido todo en sus mercados y sectores. Las otras, aliadas con la tecnología, las nuevas competencias digitales y una nueva forma de mirar el negocio y el mercado, flexibles, ágiles e inteligentes, liderarán los retos del presente, y del futuro.
Todos deberíamos de ser conscientes de que estamos en la orilla de ese río, y debemos, sí o sí, pasar nuestro propio Rubicón, convencidos del éxito de la contienda. Porque sin lugar a dudas, es una formidable contienda.
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