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May

La IA como soldado

Ya llevamos muchos años de inteligencia artificial entre nosotros. Ya no podemos o debemos hablar de la IA como tendencia, puesto que es una realidad. ChatGPT 4 ha sido diseñado como la verdadera revolución del momento, y sus creadores, la mayor parte ingenieros, han manifestado que, esta última versión, sería la definitiva. La definitiva para acabar en unos 5 años (o menos) con casi el 80% de los perfiles o roles profesionales. ¿El motivo? Que prácticamente es indetectable la diferencia con la inteligencia humana.

Algunos hablan del advenimiento o descubrimiento de la verdadera inteligencia artificial general, dura o fuerte, el último eslabón y cima suprema de nuestro conocimiento en este ámbito.

Que transformará todo es algo que casi nadie se niega a reconocer. Cierto es que tardará su tiempo y según qué país llegará más pronto o más tarde y que se convertirá una oleada de evolución tecnológica acompañada de IoT, Robótica, súper big data y otras disciplinas tecnológicas complementarias.

Hace ya dos años y medio, en julio de 2020, el Ministerio de Defensa de España, publicó un interesante informe titulado “Usos militares de la inteligencia artificial, la automatización y la robótica (IAA&R)”. Lo cierto es que cuando lo leí, ya hace algunos meses, alguno de sus párrafos me lleno de cierta inquietud. Si esto es lo que opinan desde un ministerio español sobre cómo la IA transformará al ser humano, y tenemos ya la última versión de la IA generativa, blanco y en botella: el ser humano también será transformado.

Esta podría ser la última frontera que quedaba por traspasar. Con temas en esta publicación como “monitorización del ser humano”, “textiles inteligentes”, “registro de señales fisiológicas”, “neuro tecnología” o “exoesqueletos” no queda menos que pensar que el ser humano se irá transformando bajo el dictado de la IA.

Y esto es lo que da carta de naturaleza al título de este artículo. Ya sea como robot o como superchip en humanos, en cuanto se realicen ensayos en humanos (y esto no es algo que se anuncie en prensa, radio o telediarios) y con el telón de fondo de la actual guerra (invasión) entre Rusia y Ucrania, podremos decir con total coherencia (y cierta angustia vital) que dos más dos son cuatro.

Ya se habla, existen estudios y ensayos, que van incluso más allá. Estudios de nanotecnología muy avanzados hablan de “super células” con capacidad regenerativa para reducir el impacto de heridas o sangrado. Me recuerda mucho al actor Van Damme y su conocida película “Soldado Universal”. Una inteligencia artificial podría controlar todas nuestras funciones, por supuesto cerebrales, y por tanto físicas o fisiológicas. Me da que ningún ejército del mundo en su sano juicio, podría renunciar a las habilidades de ese “supersoldado”.

Es decir, vamos a tener que ir preparándonos, hoy mejor que mañana, a la verdadera revolución de la IA en nuestras vidas. Nos afectará a todo. De hecho, como buen jugador de mus, hace ya algunos años que tuve la suerte de leer un artículo sobre cómo la IA puede jugar como un humano, a este juego español tan entrañable que es el mus. El citado artículo de 2011, casi un informe por su extensión, indicaba ya que “en los próximos años llegará una IA perfectamente humana”. Lo cierto es que parece poco probable, que una IA pueda interpretar una jugada con su compañero humano, y darse un “mus ciego”. Pero claro, a base de entrenar y entrenar, la IA terminará aprendiendo, ya que todo en esta vida es repetición, ensayo y error.

En cualquier caso, el dilema no está sólo en la transformación de la humanidad o estos “soldados humanos o humanoides”. La IA o la misma IA de forma independiente, podrá gestionar (ya lo hace ahora pero de forma menos eficente), drones, mini drones, vehículos aéreos o navales con total eficacia y eficiencia.

Pero si la verdadera singularidad es que la IA pueda emular la inteligencia humana y/o superarla, no es menos cierto que podría también asumir otros roles menos perfeccionados como la ira, la tristeza, el odio o el miedo. Sí, nosotros como seres humanos y los diseñadores, arquitectos y programadores de IA como medio final, crearán esa super IA, pero mucho me temo que, ella misma, en un ataque de “lucidez” decida que sería más eficiente, una IA creada por otra IA. Ese camino, me atrevo a pensar, sería muy inquietante, vaya, de lo más inquietante. Lo que queda por llegar y por ver, no me lo quiero perder por nada del mundo.

A muchos nos está haciendo hasta cierta “gracia” lo que está haciendo la IA de GPT4. Que si contesta esto o lo otro, que si es capaz de hacerme un trabajo casi perfecto, que si puede sustituir la voz casi de forma totalmente humana y así se pueden hacer memes y otras cosas más. No sé si nos lo estamos tomando demasiado a la ligera. Me temo que es así, y será la IA la que ría en último lugar. Y posiblemente lo hará…

La imagen que me viene a la cabeza también me da para una escena extremadamente surrealista (sí, reconozco que es demasiado fuerte). Imaginemos a un descanso en una hipotética guerra en la que participase España, una guerra en el 2045 con robots. Si ya tanto saben del ser humano y tanto se podrían parecer a él, no descarto que la escena que recrea mi mente, pudiese ser real, es decir, suceder.

Cuatro robots frente a una mesa, sin cigarrillos, gin-tonics o vasos de tubo con pacharán, mirándose entre ellos. Uno le guiña a su compañero con su ojo robótico para decirle que tiene treinta y una. Y el que está a su derecho, le dice a su compañero: “cuidado Sam (nombre ficticio para otro más formal como War45s, esta última “s” de Spain), “este” lleva la una”. Y su compañero, muy posiblemente le dirá: “date mus, que ellos lo corten”…

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