Tecnología vs Progreso
Nassim Taleb, ensayista, investigador y financiero libanés nacionalizado estadounidense y miembro del Instituto de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Nueva York y autor del betseller El Cisne negro que publicó en 2007, planteaba que “los fundamentos de la economía cuantitativa eran defectuosos y altamente autorreferenciales”. Afirmaba que “las estadísticas son fundamentalmente incompletas como campo, ya que no puede predecir el riesgo de eventos raros”, como es el caso actual, de la pandemia del Covid 19 que asola el mundo.
En 1998, Mimi Leder dirigió la ya considerada película de culto Deep Impact (Impacto profundo en Hispanoamérica) dentro del cine norteamericano de catástrofe, protagonizada, entre otros, por Elijah Wood, Téa Leoni, Morgan Freeman y Robert Duvall.
En ella, la periodista Jenny Lerner (Téa Leoni) investigaba la renuncia del secretario del Tesoro de Estados Unidos y su conexión con una mujer llamada «Ellie», llegando incluso a especular que el propio Presidente de Estados Unidos tenía un romance con dicha mujer. Todo cambió cuando la periodista descubrió que Ellie no es una mujer, sino el acrónimo de Extinction Level Event: ELE. Es decir, Evento Ligado a la Extinción.
Este evento ligado a la extinción suele asociarse a desapariciones masivas, debido a la influencia del cine y la literatura fantástica, pero no necesariamente acarrea consecuencias tan dramáticas para la vida, por lo menos, y ojalá que de momento, para la suerte de millones de personas, una vez sea confinado y controlado el virus, en todas las oleadas y segundos ataques que los expertos pronostican o, en el peor de los casos, auguran.
Este evento actual, la pandemia del virus, no está catalogado dentro de los siete eventos de extinción (mutaciones, nuevas especies, cambios en el nivel del mar, explosiones galácticas, cambios climáticos, caída de meteoros o cometas y erupciones volcánicas masivas y letales) pero sin duda está generando un nivel de miedo, pánico e incertidumbre, como ningún otro visto, hasta el momento.
Pero ya hemos comprobado como un primer cisne negro ha llegado, y está dejando, de forma palpable, la evidencia de la falta de previsión, anticipación y de medidas resolutivas para mitigar, reducir y eliminar sus efectos.
Pero hay un factor común a todos estos eventos que juega a nuestro favor: la tecnología.
Es, y será con mayor motivo en los próximos años, una aliada indispensable para aquellos visionarios que pretendan reducir a una ecuación sencilla y creíble, los acontecimientos y consecuencias que estos eventos, ligados o no a la extinción, provoquen en un futuro no muy lejano.
El contexto y consenso actual de los expertos de todo el mundo, sitúa la mortandad de negocios y empresas en todo el mundo entre los 10 y 12 millones. Esto supone, de facto, una extinción en toda regla a nivel empresarial, de la capacidad de los estados de mantener sus niveles de bienestar, creación de empleo y de riqueza en sus países.
Necesitamos, hoy más que nunca, que sistemas de alerta, prevención y contención, nos ayuden a anticiparnos, y mejor aún a eliminar, estos eventos ligados al empeoramiento del mundo a todos los niveles.
La big data, la inteligencia artificial y la robótica, se convertirán, por méritos propios, en aliados como la última barrera de defensa, pero también de ataque, ante los nuevos cisnes negros y eventos ligados a la extinción que nos toque vivir en los próximos años.
No obstante, será fundamental por no decir imprescindible, que el ser humano se enfrente a estos temores y augurios de eventos, apoyados en la tecnología, pero con una visión y un enfoque humanista más allá de los intereses empresariales y de los propios estados.
La teoría de los 5 continentes, ahora más apoyada que nunca en las trágicas consecuencias de la pandemia, tiene más sentido que nunca: la inteligencia humana apoyada en la artificial, y el uso del sentido común, y la preservación de los equilibrios en y de nuestro entorno, deberá convertirse en un nuevo modelo de cambio y prevención de las nuevos y próximos eventos ligados a la extinción, pero sobre todo, de sus impredecibles y letales efectos desde todos los puntos de vista, personales, laborales, empresariales y económicos.
Que lo hagamos o no, eso es otra historia…