El nudo gordiano de la tecnología
La expresión “nudo gordiano”, según la Wikipedia, procede de una leyenda griega según la cual los habitantes de Frigia necesitaban elegir rey, por lo que consultaron al oráculo. Este respondió que el nuevo soberano sería quien entrase por la Puerta del Este, acompañado de un cuervo posado sobre su carro.
Dejando de un lado la propia expresión histórica y su aproximación a la extensa leyenda de Alejandro Magno, la reflexión se centra en la necesidad de aplicar enfoques más creativos en la resolución de los problemas que atenazan a la humanidad en global y a los gobiernos, empresas, profesionales y personas en particular.
Y sí, estamos ante un problema complejo a nivel general, que exige, para desatar “ese nudo gordiano” de una aplicación racional, pero también creativa y disruptiva, de medidas reales y prácticas con las que desafiar los problemas presentes, y anticiparse a los futuros con origen directa o indirectamente, en la pandemia actual que nos controla.
Visto lo visto, no parece que ni gobiernos ni empresas, tengan una solución para las pérdidas que en todos los sentidos, se están produciendo y se producirán, los próximos meses de este negro 2020.
Pero es cierto que este nudo gordiano, plantea un reto que la humanidad, y por ende la tecnología, deben de dar una solución práctica, y sobre todo, sencilla. Hemos visto, leído y escuchado cómo las diferentes tecnologías (llámese Inteligencia Artificial, Big Data, IoT o Machine Learning, por citar las más prometedoras) están aportando un conjunto de soluciones que, en mayor o menor grado, podemos llevar a nuestros entornos profesionales y personales.
Son más de veinte los organismos, públicos y privados, que están invirtiendo miles de millones de dólares en todo el mundo (desde Rusia, EEUU, Reino Unido, Francia, Israel…) en la fabricación de una vacuna efectiva que pueda erradicar, o al menos mitigar, los efectos dramáticos de la pandemia originada por el Covid19.
Necesitamos otra vacuna
Pero, ¿no sería también imprescindible una “vacuna” contra la falta de criterio, responsabilidad, capacidad de gestión y toma de decisiones de multitud de gobiernos y entidades? No seré yo quien diga que ésta última es la principal vacuna a buscar, pero lo que sí es evidente, es que muchos países no se podrían permitir, de ninguna manera, un nuevo confinamiento que restringa la capacidad empresarial, financiera y económica de los países.
Ya hemos visto como, tristemente, España arrojaba unos datos trimestrales de pérdida de un 18,5% en el PIB. Independientemente de estas magnitudes, de las que todos, en mayor o menor medida nos hemos hecho eco, la realidad es que no podremos ver la luz al final del túnel, hasta que no tengamos constancia de cuál es nuestro verdadero “nudo gordiano”, que en definitiva, es superar los retos actuales mediante el uso de la tecnología, la creatividad, y sobre todo, el sentido común y la transparencia.
No se trata de ser agorero, en ningún caso, pero sí conscientes de que este es el verdadero momento del cambio. Llegará (al menos sería lo necesario) una nueva ola de toma de decisiones, visiones, emprendimientos y modelos de negocio que se basen en aspectos más objetivos, transparentes, y sobre todo, lejos de cualquier forma de pensar trasnochada, vieja, o carente de lógica, subjetividad e inteligencia.
Nos jugamos mucho, vaya, que estamos acercándonos a un precipicio, del que no conocemos su profundidad, pero sí sus efectos: paro, desaparición de empresas, pérdida de bienestar, retroceso paulatino en muchos modelos económicos, y posiblemente, un nuevo orden mundial.
No creo que ni siquiera el conocido como Club Bilderberg, pueda hacer algo al respecto. Y sobre todo, no podemos (ni debemos) dejarlo todo a la tecnología. Ésta, sin dirección, objetivos y visión, no puede hacerlo todo. Necesitamos personas, profesionales, políticos y gobiernos, con una visión más humanista, tecnócrata y básicamente transparente y simple, con la que tomar decisiones y generar las próximas “vacunas” que podamos aplicar a todos los próximos “nudos gordianos”, que aunque no queramos ni pensemos en ellos, se siguen cerniendo sobre nosotros.
Porque el mundo no se va a parar. Seremos nosotros lo que seremos “expulsados” de un nuevo modelo y orden de toma de decisiones donde la tecnología aplique sus propias reglas, seguro que más inteligentes que las nuestras…
Ante situaciones difíciles, respuestas y decisiones simples, creativas y fáciles de aplicar. Lo contrario, será una marcha inapelable e imposible de cambiar de dirección, hacia un precipicio que nada ni nadie, podrá evitar…. ¿O sí?
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